La Plaza del Ayuntamiento es uno de los centros neurálgicos del Toledo antiguo, donde se ubican tres de los edificios más importantes y representativos de la ciudad: el Ayuntamiento, el Palacio Arzobispal y la Catedral.
Su origen se remonta al año 1339.
Entre ambos edificios se encuentra la salida de la plaza por los arcos que llevan a la entrada del Museo Catedralicio.